martes, 2 de agosto de 2016

Joao Pedro Stédile, del MST de Brasil: “Sólo con la candidatura de Lula no alcanza, tenemos que presentar al país un nuevo proyecto que supere al neodesarrollismo que ya se agotó”

-¿A pocos días del 29 de agosto, de qué depende que Dilma pueda tener posibilidades de volver al gobierno en las actuales circunstancias?  ¿Tiene alguna viabilidad pensar que “sólo se trata de convencer a seis senadores” para que ello se produzca?


-Dilma tiene posibilidades reales de regresar.  Pero todavia es una incógnita, porque hay muchos factores que influenciaran al Senado.   Primero, hay una posibilidad real que algunos senadores cambien el voto, o simplemente no comparezcan al juicio.  Segundo, el desempeño desastroso del gobierno golpista.  Tercero, las denuncias que muchos senadores están involucrados en procesos de corrupción, cuarto el ánimo producido por la fuerza de las movilizaciones populares y quinto, las articulaciones locales de las perspectivas electorales en cada uno de los Estados de los senadores, que siempre van a reelección o disputan los gobiernos estatales, y la fama de golpistas, puede restarles muchos votos.
-¿Si el impeachment siguiera adelante y Dilma fuera destituida definitivamente, hay otra salida posible para los sectores populares que no sea esperar las elecciones venideras?  ¿Es Lula la única gran esperanza?
-Si se consolida el golpe, habrian entonces varias formas de seguir la lucha contra Temer. Por un lado, ingresar un reclamo en el STF (Supremo Tribunal Federal) porque Dilma seria alejada del gobierno sin cometer delito alguno y entonces no hay base legal para ello.  Además, continuar las movilizaciones contra el gobierno, para disputarle las calles. Tercero, es posible que si el gobierno Temer se desgasta mucho ante la opinión pública la propia burguesía lo cambiaría.   Para eso basta impugnarlo, ya que hay un proceso en el Tribunal Superior Electoral  y eso lo alejaría del gobierno en enero o febrero próximo. El reemplazo sería por elecciones indirectas en el Congreso.  Y en ese caso, la burguesía ya tiene el candidato, que es el ministro golpista de Hacienda, el banquero Henrique Meirelles.
De no concretarse nada de eso, los movimientos populares seguiremos en la lucha para tumbar el gobierno de Temer y exigir un plebiscito popular, para que el pueblo pueda decidir sobre temas temas requeridos por los diferentes movimientos populares:  a) si está de acuerdo con anticipar las elecciones presidenciales (que son en octubre de 2018)  b) si está de acuerdo en realizar elecciones generales; y c) si está de acuerdo que se convoque una Asamblea Constituyente exclusiva para  realizar una reforma politica, en el sistema electoral brasileño.
-En este período en que Temer se ha hecho con el gobierno a través de un golpe palaciego, ¿ cuáles son a su entender los retrocesos más grandes producidos para los sectores populares?
Temer cerró el Ministerio de Desarrollo Agrario, por donde pasaban todos las políticas públicas hacia la agricultura familiar y campesina.  Cerró los tres ministerios que protegían los derechos humanos, a las mujeres  y a la comunidad negra. Implementó  una política económica tipicamente neoliberal. La crisis económica se profundizó y la tasa de desempleo en la industria es del 15%, llegando a 30% entre los jóvenes.
Además, Temer ha puesto en marcha una ley que rompe la ley actual del petróleo, y permitirá la privatización de las reservas del pre-sal.
De hecho la Petrobras, bajo su comando ya vendió activos  y privatizó uno de los pozos de petróleo más ricos de hidrocarburos. Un pozo que valía 80 mil millones de dólares lo vendieron a las trasnacionales por 8 mil millones de dólares.
Ahora amenaza con que culminado el golpe, va hacer la reforma provisional, aumentando en diez años la edad mínima para jubilarse. Va a hacer una reforma en las leyes laborales, que prevé incluso aumentar la jornada de trabajo.  Va a imponer que las reglas del trabajo serán firmadas solo entre las dos partes, obreros y patrones. Y promete aprobar una ley en el Congreso que libera la venta de tierras  al capital extranjero.
-¿Temer y su gobierno están débiles como cuando comenzaron o se han ido consolidando en estos meses? ¿Siguen siendo los “preferidos” de quienes los impusieron desde el exterior o también pueden estar esos sectores pensando en un recambio?
-Creo que el gobierno Temer, ademas de golpista  e ilegitimo, es totalmente provisorio.  Por eso esta tratando de hacer, de la forma más rápida. los cambios neoliberales que ningún gobierno con base electoral  haría.   Además su gabinete está totalmente involucrado con la corrupción.  Asi, creo que aunque tumbe a Dilma el dia 29 de agosto, la burguesia no mantendrá a Temer hasta diciembre del 2018.  Él solo esta haciendo el trabajo sucio, para después abrir espacio para un candidato mas potable de la derecha en las próximas elecciones.
-¿Está la izquierda popular brasileña en la cual tú y el MST están integrados, satisfechos con lo hecho hasta ahora a nivel de resistencia? ¿Qué se plantean a futuro para confrontar con el gobierno Temer?
-Claro que no estamos satisfechos. Tenemos muchos retos de corto plazo para poder enfrentar a los golpistas.  La clase trabajadora sigue en casa, no se movilizó.  Quien sí lo hizo fueron los militantes, los sectores más organizados. Pero el 85% de la clase sigue viendo novelas.
Para eso, tenemos que redoblar los esfuerzos como movimientos populares para llegar hasta la clase obrera, demostrar los graves riesgos que tenemos, y estimular su participación en la calle.
Estamos discutiendo la viabilidad de una huelga general, contra el golpe. Pero hace 28 años que no se hace huelgas políticas. La clase obrera no ha estado educada para eso.
Seguiremos con movilizaciones a corto plazo, como por ejemplo ahora, el 5 de agosto en la apertura de las Olimpiadas,  y después en la semana de la votación.
A medio plazo, el reto principal es que debemos seguir organizados en el Frente Brasil Popular  como un nuevo espacio de unidad popular,  y debatir la necesidad de construir un nuevo proyecto de país que por ahora la izquierda no tiene. Por eso, aparte que la derecha hará todo lo posible para inviabilizar una candidatura  de Lula, solo su presencia en el pleito no será suficiente. Tenemos que presentar al país un nuevo proyecto que supere lo que fue el neodesarrollismo, que ya se agotó.
De todos modos, veo el futuro con optimismo, a pesar de las dificultades actuales y de las derrotas que sufrimos. La crisis abre un nuevo tiempo de cambios.  Y para eso, las fuerzas populares necesitan redoblar sus esfuerzos para recuperar el trabajo popular y debatir un nuevo proyecto para el país, que represente cambios estructurales en la sociedad.  Así que tendremos dos años de mucha disputa, de lucha de clases, de batalla de ideas.                                                                                                                                                                      

viernes, 29 de julio de 2016

La necesidad de recordar a Hugo Chávez en tiempos hostiles

Si nos ponemos a pensar cuánto ha cambiado para mal el continente desde que Hugo Chávez Frías partiera hacia la eternidad, nos sorprenderíamos que todo ello haya ocurrido en tan poco tiempo. El neoliberalismo que el Comandante Supremo enfrentara con las armas en la mano al intentar derrocar por la vía de dos levantamientos cívico-militares en 1992, ha vuelto a tomar fuerza en Nuestramérica y amenaza con desmantelar todos los esfuerzos integradores llevados a cabo ayer nomás por el líder de la Revolución Bolivariana. Ni qué decir de todos los retrocesos en materia económica, política, sindical y a nivel de relaciones exteriores que se vienen sucediendo en gobiernos como el de Macri, Temer, Bachelet, Cartes, Tabaré Vázquez y Humala, por citar sólo a algunos de los que han irrumpido por distintas vías, incluida los llamados "golpes suaves”. También, es verdad que estas involuciones permitieron poner sobre la superficie las debilidades y en algunos casos las contradicciones aberrantes de algunos gobiernos neodesarrollistas, generando en algunos países una ostensible crisis de valores y el rechazo hacia el quehacer político de las nuevas generaciones.
                                                                           
Frente a ese panorama, es bueno para la memoria de los pueblos y la salud colectiva evocar a Chávez, ese ventarrón de pasión y energía, ese militante de la ética y el coraje audaz de los que quieren cambiarlo todo y ponen el cuerpo en cada iniciativa que enfrentan. 
Contundente a la hora de tomar decisiones, sobre todo aquéllas que tenían que ver con los intereses de su querida Venezuela. Apasionado y entusiasta en la defensa de los más humildes, a los que dedicó todos y cada uno de los días de su mandato. Procurador de la unidad para golpear todos juntos al Imperio, algo que demostró no sólo en la política interna sino en la doctrina que sentó a nivel de Latinoamérica y el mundo. Cerebral y con los pies en la tierra cuando se trataba de abrir las puertas al debate -incluso con sus enemigos más feroces- y a la hora de formular ideas que permitieran acercar posiciones que estaban en las antípodas. 
Forjador de las armas más potentes para enfrentar los embates de los Bush o los Obama, esas que no se cargan con balas sino con el desarrollo de una conciencia sólida y vital, recogida de la historia de lucha de nuestros pueblos. Sólo él y nadie más que él tuvo la lucidez para darse cuenta que había llegado la hora de enrrumbar al continente hacia la Segunda Independencia que tanto se nos ha negado, y que aún sigue siendo una asignatura pendiente. Rescatador de nuestros próceres y hacedores  de gestas, a quienes extrajo del mármol o el bronce y convirtió en actores de inusitada vigencia. Bolívar, San Martín, Sucre, Manuelita Sáenz, O’Higgins, Guacaipuro, Túpac Amaru, Simón Rodríguez, Sandino, Evita Perón y por supuesto, al Che Guevara. Con ellos en la mochila, convocó a rescatar la Patria Grande de la manos hechas garras del Norte brutal. Denunció el azufre derramado por Bush en la tarima de la ONU y le pegó un soberano patadón en aquellos días gloriosos en que el ALCA fue demolido por él y un grupo de presidentes que lo arroparon. De Chávez, hablamos. ¿De quién otro, si no?
Pensando en los niños y niñas, en los ancianos y ancianas, en los condenados de la tierra (este Comandante feminista y antipatriarcal introdujo el lenguaje de género en la política, como nadie antes lo había hecho), le dio fuerza a las Misiones y las convirtió en imprescindibles a la hora de desarrollar su gestión. Eludió las burocracias ministeriales y como si fuera un conejo que el mago saca de la galera, entregó a su pueblo la posibilidad de alfabetizarse a pleno, de obtener atención médica gratuita con la Misión Milagro, de la mano de Cuba solidaria. Posibilitó acceder a los más pobres, por primera vez en décadas (o en siglos) a las Universidades. Las Misiones se convirtieron en río correntoso y en bandera de enganche de las grandes mayorías: viviendas para todos y todas, el Mercal alimentario para romper con las cadenas de la intermediación, la Misión Música, el Banco de la Mujer, la práctica deportiva en los barrios, la Misión Ciencia, o la Che Guevara (de formación socialista), la Misión Negra Hipólita, o la de las Madres del Barrio. No alcanzarían los días del año para enumerarlas, y a todos ellas el Comandante les imprimió su impulso personal, su sapiencia y sus horas sin dormir para que se hicieran realidad. A Chávez Frías, el nieto de Maisanta, guerrillero montaraz, recordamos en estas apretadas e insuficientes líneas.
Abanderado de las y los trabajadores venezolanos que durante los gobiernos neoliberales habían sufrido el repetido ninguneo de sus demandas salariales, por parte de los gobiernos de la Cuarta República que abrevaban en componendas con las cámaras empresariales. Chávez apuntó desde el comienzo de su mandato a generar una central sindical bolivariana que dejara de lado los manejos burocráticos de la antigua estructura gremial, acuerdista, burocrática e íntimamente relacionada con los patrones de Fedecámaras.
Hijo proclamado de Fidel, junto a él plasmaron un huracán que recorrió el continente derramando ideas, fuerza, sabiduría y esa particular forma de recrear la política sin especulaciones de ningún tipo. Al son de semejante duo nació el ALBA, dotando a Latinoamérica y el Caribe de una herramienta eficaz para impregnarse de solidaridad, espalda con espalda. Pero no sólo eso, sino que supo mostrarle al mundo que a los gringos se les podía hablar de igual a igual, sin titubeos ni sumisiones, como había venido ocurriendo hasta que las naciones afro-indo-americanas recuperaron su autoestima y se echaran a andar. Esa fue su primera hazaña, pero luego fue por más, y ayudó (con una paciencia invalorable) a construir la CELAC y la UNASUR, juntando a todos -de derecha a izquierda- pero sin el tutelaje norteamericano que les marcara el libreto. Chávez lo hizo, y su huella fue recorrida por otros como él, nacidos de las luchas en Bolivia, Nicaragua, Ecuador y tantos otros sitios.
Impecable a la hora de hablarle al pueblo con la verdad. Maldiciendo al tutelaje yanqui, o sacudiéndose de encima a los diplomáticos sionistas, agresores de Palestina ocupada. Con una lenguaje didáctico, le fue explicando a su propia gente que había que mantenerse alerta contra los golpistas de adentro y de afuera. Lo planteó, recordando su propia experiencia en aquél fatídico 2002 de la matanza de Puente Llaguno, su secuestro en La Orchila, el rescate por parte de quienes bajaron de los cerros a demostrarle su amor y lealtad, el golpe petrolero y su propia decisión de radicalizarse al máximo para no darle la otra mejilla a sus enemigos. En verdaderas asambleas populares de casi dos millones de almas, supo dar las indicaciones precisas para que las milicias empezaran a ocupar un espacio necesario, pero también valoró el papel meritorio que en el proceso revolucionario han venido jugando las Fuerzas Armadas, que bajo su mando se restearon junto a los bolivarianos de a pie. Hugo Chávez, ha sido el motor fundamental de tales hazañas.
Ahora que su legado ha sido recogido por millones en el mundo, y que su compañero de tantas luchas, Nicolás Maduro, preside el país con coraje y una lealtad indiscutible, es hora de que redoblemos el homenaje a quien indudablemente, cayó combatiendo, en una patriada de “victoria o muerte”. Qué otra cosa fueron esos días de pelea a brazo partido con ese cáncer que le quemaba el cuerpo pero no le hacía retroceder en su fuerza ideológica y discursiva. Quién no recuerda, sin que se le erice la piel, aquella tarde caraqueña del 4 de octubre de 2012, cuando bajo un verdadero diluvio, el Comandante se trepó al palco y ante una multitud increíble gritó ¡Viva la Revolución!, y convocó a hacer el esfuerzo final para obtener el triunfo en las elecciones cercanas. El palo de agua que caía sobre su enorme figura no logró arredrarlo, tampoco pudo con él la brutalidad del dolor que le provocaba la maldita enfermedad que nos lo arrebató meses después. Sacando fuerzas de su amor por aquella marea roja que lo escuchaba extasiada, agitando banderas y cantando consignas, Chávez habló para la posteridad y proclamó el triunfo contra la oligarquía y el Imperio. Ese era su estilo y su práctica. Poner el cuerpo hasta las últimas consecuencias.
Hoy que recordamos el 62 aniversario de su nacimiento, la figura del Comandante eterno Hugo Chávez y el ejemplo que supo darnos, refuerzan la necesidad de redoblar la solidaridad con Venezuela Bolivariana, jaqueada por la guerra económica y en clima de golpe latente por parte de la oposición escuálida y la injerencia estadounidense. Hoy Chávez convoca otra vez a dar batalla, Maduro y el pueblo que no olvida ni perdona a sus enemigos de clase, están obligados a ser los ejecutores de una nueva gesta antiimperialista, en la que el continente se sigue jugando su futuro.

domingo, 17 de julio de 2016

La calle se pone ruidosa y Macri se hace el sordo

Ya no caben dudas: a Mauricio Macri y a su ministro (de Energía) más aborrecido, Juan José Aranguren, les molesta el ruido. Y cuando los decibeles alcanzan gran intensidad, como ocurriera en la noche del jueves, prefieren hacerse los sordos. "Nada veo, nada escucho, nada hago", es la fórmula de su huida hacia adelante frente a un panorama que cada día que pasa se les pone peor. Tanto, que hasta sus propios protectores internacionales (los de USA y los de Europa) ya se están dando cuenta. Es verdad que cumplen a rajatabla todo lo que le ordenan y les planifica la embajada norteamericana en Buenos Aires, pero al costo de que la amarilla imagen de “Cambiemos”  se sigue decolorando.
Por otro lado, resistir y luchar parece la  mejor propuesta para quienes están del otro lado del andarivel de esta dura pulseada con el gobierno. En ese sentido, fue maravilloso lo ocurrido en todo el país, cuando cacerolas, silbatos, bocinas, sirenas y hasta algunos potentes fuegos de artificio, se mancomunaron para que el mundo se entere que los argentinos y argentinas no son tan mansos como a veces sugieren las crónicas de algunos periodistas poco avispados. Cada plaza, cada esquina de barrio, cada punto neurálgico del centro de las grandes capitales del territorio, se poblaron de gente dispuesta a batir el parche hasta que quienes gobiernan dejen de hacerse los despistados y se den cuenta que toda esta bronca va contra ellos y su autoritarismo francamente reaccionario. Gorila es la palabra usada hasta el cansancio por estas horas.
El ruidazo tuvo también otra característica saludable. Se hizo desde abajo y llevándose por delante a todas las dirigencias, que como ocurriera en el 2001 no estuvieron a la altura de las circunstancias. Muchos porque directamente se hallan transando con el gobierno, como lo han hecho con todos los mandatos anteriores, otros porque no saben qué decir ni qué hacer frente a una oleada popular que no controlan y tampoco les es fácil cooptar. Como en diciembre del 2001, la autoconvocatoria le ganó a la poca sensibilidad de muchos “referentes” que se proclaman opositores y después terminan arrodillados frente a las prebendas del macrismo. 
Además, esta estruendosa movilización fue absolutamente transversal, ya que en la calle se encontraron todas y todos los que sufren la embestida neoliberal y que quisieron demostrar su hartazgo en una gigantesca acción de desobediencia civil. Todos y todas a la misma hora a lo largo y ancho del territorio, con pancartas improvisadas, donde cada habitante anónimo escribe sus reclamos, siendo la falta de trabajo y el tarifazo las consignas más sentidas, pero que va mucho más allá cuando la rebeldía apunta claramente a quienes se burlan del pueblo mostrando las miserias de su accionar corrupto, con cuentas of shore o con valijas cargadas de dólares. 
También volvió a sentirse esa sana confraternidad entre los que sufren la aplicación de las políticas neoliberales. Saludos afectuosos, alegría de descubrir al vecino que se creía despolitizado o indiferente, estar allí en la esquina, golpeando una vieja cacerola o sosteniendo una bandera argentina. O la jubilada acompañada de su nieta que portaba una caricatura de Macri coqueteando sumisamente con el Tío Sam. O la adolescente esgrimiendo un cartón con la exigencia de moda: “Macri careta, pagare la boleta”. La crispación y la bronca se fueron transformando de a ratos en explosiones de entusiasmo cuando por los celulares llegaban las fotos de los distintos barrios y hasta de los confines más alejados del país. En cada una de ellas se veían multitudes y rostros parecidos. 
Hubo ejemplos significativos de la repercusión del cacerolazo, como en varios colegios nocturnos, poblados de trabajadores, los alumnos y alumnas se decidieron a salir a cortar la calle y gritar contra el tarifazo, o como cuando la totalidad de los asistentes a la presentación -en la sede de la Asociación de Trabajadores del Estado- del último libro del actor Norman Briski, suspendieron por un rato la actividad y se lanzaron a la avenida Belgrano, donde generaron el mayor bullicio posible, mientras desde los vehículos que circulaban por la avenida saludaban solidariamente con sus bocinazos notoriamente anti macristas.
¿Y a todo esto, el gobierno que dice?. Al igual que los vergonzosos medios hegemónicos que ignoraron la noche más ruidosa de las últimas décadas, ni Macri ni Aranguren parecen sacar el pie del acelerador y siguen anunciando más aumentos. A la vez, en la provincia de Jujuy,  la policía del gobernador Gerardo Morales atacó brutalmente -con balas de goma y de plomo- a los trabajadores azucareros de Ingenio Ledesma que reclamaban salarios, dejando un tendal de 80 heridos. Morales no se conformó con eso y armó una nueva redada contra los militantes de la organización de la presa política Milagro Salas, La Tupac. 
Quedó demostrado de esta manera, en poco menos de 24 horas, algo tan conocido y aplicado durante la dictadura militar y los gobiernos de Menem, Duhalde y De la Rúa: los planes económicos neoliberales solo cierran con represión. Pero a la vez, se confirmó palmariamente que esta fórmula, como ocurriera en épocas anteriores, no va a servir para amilanar a un pueblo que se decida a luchar. Lo de este jueves a la noche puede verse en ese marco, como un acto de saludable rebeldía refundadora de algo que todavía no tiene forma concreta pero que se expresa a través de ocupar el mejor escenario posible para estos casos, el de la calle.
                 

lunes, 11 de julio de 2016

Imágenes elocuentes de un festejo al estilo Macri

Macri no sólo mimó y elogió con un lenguaje digno del cipayo Gunga Dinh  sino que en el colmo de la impudicia provocativa le regaló frases como esta: “Quienes declararon la Independencia debían sentir angustia de separarse de España”. 

No faltó ningún ingrediente en estos festejos del día de la Independencia para demostrar que estamos muy lejos de ella. No sólo por lo que han sido estos últimos seis meses de gobierno neoliberal, sino porque Mauricio Macri se encargó en todo momento de mostrarse como un obediente y disciplinado “soldado” de la avanzada derechista regional, lanzando frases al viento que hubieran hecho enrojecer (de vergüenza y de ira) a los patriotas que deliberaron en Tucumán en 1816.
Macri no sale de un repollo, ni es producto exclusivo del quehacer de la embajada de Estados Unidos en Argentina, que tan ardorosamente se movió estos últimos años para instalar en el gobierno a varios funcionarios de su propio coleto, sino que MM y sus mentores abrevan históricamente en convicciones surgidas de la doctrina de aquella generación entreguista de 1880, que surgida de las elites aristocráticas impuso un devenir político, económico y cultural al que denominaron “modernizante” y que consistía en ponerse como meta ser como Londres y Paris, al costo de marginar hasta la exclusión a amplísimos sectores de la población más humilde y de raíces entroncadas con los pueblos originarios. Como ahora precisamente intenta hacer el macrismo en base a despidos, tarifazos, protocolos represivos y otras variantes similares.
Este 9 de julio tuvo en su desarrollo elementos gestuales que marcan en qué momento histórico estamos parados los argentinos y argentinas. Reaparecieron después de muchos años de no verlos ni sentirlos, los militares marchando por las calles, pero también Macri desfilando bajo palio, rodeado de obispos y sacerdotes en imágenes que recordaban al genocida español (“por la gracia de Dios) Francisco Franco. MM lo hizo, custodiado por el gran heredero del franquismo, el Borbón Juan Carlos, al que Macri no sólo mimó y elogió con un lenguaje digno del cipayo Gunga Dinh  sino que en el colmo de la impudicia provocativa le regaló frases como esta: “Quienes declararon la Independencia debían sentir angustia de separarse de España”. 
No era necesaria semejante adulonería para justificar la presencia de un personaje ligado a lo peor del fascismo español, tanto que fue la verdadera dirección del recordado golpe de 1981, de militares y Guardias Civiles derechistas, conocido como el “Tejerazo”,  y se bajó del mismo cuando vio que la intentona no cuajaba. El mismo Rey que premió al dictador Videla y colaboró con los ingleses durante la invasión a Malvinas, amén de todo lo que significó durante décadas para los naciones sin Estado de la península, llámense vascos, catalanes o gallegos.
De hecho, ese Rey (que fue ruidosamente repudiado y escrachado por  organizaciones populares porteñas) fue uno de los pocos invitados “ilustres” que aparecieron por Tucumán. Ningún presidente latinoamericano o europeo aportó por los festejos, y  los que llegaron del continente son todos funcionarios de bajo perfil, como el golpista ministro de Defensa brasileño Raúl Jungmann, o el vice uruguayo Raúl Sendic hijo, al que su padre, revolucionario sin máculas, abofetearía si lo viera en estas lides. La única oveja negra en ese redil, y que no dejó de llamar la atención su presencia, fue el vice boliviano Álvaro García Linera.

Discursivamente, Macri insistió en los lugares comunes con que acostumbra comunicarse, martillando con que “recibimos un país que estaba muy castigado por la mentira y la corrupción”, para justificar su impronta de tirar abajo cada una de las conquistas logradas en las últimas décadas, embistiendo brutalmente sin construir nada a cambio, salvo arrojar más argentinos y argentinas a la miseria. 
En su referencia a los trabajadores (los más castigados por la política neoliberal del Presidente), les aconsejó paternalmente que se alejen “de lo que pasó en los últimos tiempos, donde crecieron los ausentismos, licencias y jornadas horarias reducidas”. En otras palabras, volvió a tratarlos de vagos, ñoquis y otros términos despectivos con los que el macrismo ha justificado su ataque al movimiento obrero y sobre todo a los gremios estatales.
Insistió Macri en reiterar eslóganes vacíos como “vamos por el camino correcto”, “emprendamos nuestro protagonismo con alegría” y terminó señalando, esta vez en castellano y no en inglés como hizo en su reciente gira, que “dada la precariedad tuvimos que tomar muchísimas decisiones difíciles que me dolieron”. De esa forma volvió a dejar en claro que el tarifazo es irreversible, y para eso contará seguramente con la complicidad de la Corte Suprema. No por nada, cuando se trasladaba por las calles de Tucumán rodeado de poco público y sí de miles de efectivos policiales y militares, un ciudadano argentino, seguramente hastiado de discursos huecos, rompió la censura impuesta por la transmisión del acto realizada por la TV Pública y gritó nítidamente: “Mácri hijo de puta”, aportando "otra visión" de la realidad.

Sin dudas, esta jornada del 200 aniversario no tuvo calor de pueblo en sus festejos oficiales, ya que los de abajo de todo el país se reunieron en sus barrios a recordar la fecha y todo lo que falta para alcanzar la Segunda Independencia, agitando sus banderas históricas, entonando canciones y estribillos reivindicativos, comiendo empanadas y locro o tomando mate cocido preparado por las mujeres y hombres del pueblo. Muy lejos de esas imágenes bochornosas que llegaron desde Tucumán, donde con total impunidad se pudieron ver significativos signos del pasado dictatorial a través de carteles que alababan el Operativo Independencia (por el que se asesinó a cientos de jóvenes patriotas) o esos que señalaban “Derechos humanos para los humanos derechos”, en clara referencia a los militares genocidas que se hallan en prisión. ¿Hace falta algo más para saber por qué hay que resistir y luchar?

Otra noticia dolorosa desde Palestina ocupada

Hay veces que a los comunicadores populares nos cuesta escribir. Más aún, diría que nos indigna hacerlo, sabiendo que nuestras palabras rebotarán en grandes sentimientos de indiferencia. Sin embargo, me siento obligado a opinar sobre una nueva tragedia sucedida en Palestina. La noticia de la que quiero hablarles relata una verdadera tragedia, como tantas de las que desde hace casi siete décadas vienen sucediendo en los territorios ocupados por Israel.

Un adolescente palestino de 17 años, Muhammad Nasser Tarayra, al parecer se habría introducido en un asentamiento ilegal de Kiryat Arba, en las afueras de Hebrón, y después de entrar en una de las cómodas viviendas que casi siempre poseen los colonos ocupantes, habría acuchillado en su dormitorio a otra adolescente de 13 años, Hallel Yafa Ariel. La niña murió poco después en el hospital adonde había sido trasladada, y el adolescente palestino fue abatido a tiros, como se acostumbra en estos casos, tenga o no tenga un cuchillo en sus manos.
Esos son los hechos contados en frío por las agencias internacionales, que no dudan en designar al jovencito Tarayra como un “peligroso terrorista” y a la niña judía-estadounidense como la “víctima de un asesinato vicioso”, según acotara en su particular estilo el primer ministro sionista Benjamín Netanyahu.
Sin ninguna duda es un horror que dos adolescentes que podrían estar noviando, riéndose en algún bar o yendo como buenos amigos a un cine o una discoteca, hayan estado metidos, ambos, en una situación de la que ninguno de los dos son totalmente responsables.
Hay otros detalles que no cuentan los medios y mucho menos si son israelíes o fieles a sus matrices de opinión. El joven Tarayra vivía en Bani Naim, Hebrón, y eso ya significa mucho en este conflicto donde la brutalidad de un ejército ocupante se une con la provocación, muchas veces asesina de los colonos y colonas sionistas. Hebrón es, como Gaza, una verdadera cárcel a cielo abierto, con la diferencia de que a pesar de todas las bombas lanzadas y la destrucción generada sobre el pueblo gazatí, allí por lo menos, los pobladores no se cruzan a diario con los uniformes del ejército israelí. En cambio, en Hebrón, los habitantes palestinos de ese  poblado viven en crispación permanente ya que adultos y jóvenes colonos no cesan de atacarlos, provocarlos, humillarlos. Tanto es así, que desde los pisos altos de sus departamentos no cesan de arrojar sus excrementos, botellas, piedras, hierros y todo tipo de objetos punzantes contra la parte baja de las casas de sus vecinos palestinos. Estos han tenido que rodearse por completo de rejas laterales e incluso techos alambrados para que sus niños y niñas no sean alcanzados por todo lo que lanzan coléricos colonos que repiten como una letanía: “árabes hijos de puta”, “los vamos a matar”, “váyanse”.
Cuando los niños de Hebrón salen hacia las escuelas de la zona, o cuando las y los adolescentes palestinos hacen lo mismo hacia la Universidad, deben hacerlo rodeados de sus familiares adultos para protegerlos de los ataques a golpes que producen verdaderas patotas de jóvenes sionistas. Lo mismo ocurre cuando por la tarde vuelven ellos y ellas de sus actividades. Mientras tanto, los soldados ríen o aplauden a sus colonos. y otros, no dudan en sumarse a golpear o detener a los palestinos que optan por rebelarse frente a tantas injurias y violencia cotidiana.
Estos ataques, es necesario recordarlo, ocurren los 365 días del año, lo he visto con mis propios ojos cuando tuve la oportunidad de visitar esa tierra tan sacrificada pero a la vez tan resistente. Hay decenas de vídeos en las redes que muestran con lujo de detalles estos hechos y la impunidad con que se producen.
¿Cómo creen que pueden estar los ánimos de quienes viven en ese marco? ¿Cuál sería nuestro propio comportamiento, no ceso de preguntarme, si nos ocurriera algo así en nuestro barrio, o en nuestras ciudades? No una vez, no dos, sino cientos, miles de días. Es difícil poder responder a esto desde la distancia, pero sin dudas son situaciones límites provocadas por algo que a esta altura es innegable. Se trata de un territorio invadido, martirizado, y abandonado a su suerte por la hipocresía de la comunidad internacional.
Pero hay algo más, y lo digo desde el dolor de imaginarme la visión de ambos cadáveres de dos chicos destrozados por una violencia que comenzó en 1948 con la Naqba (la catástrofe) y se ha extendido durante 68 años, generada por los halcones israelíes. Como ocurre habitualmente en estos casos, haya muertos o no, numerosos efectivos del ejército acordonaron la ciudad natal del joven palestino Tarayra, le quitaron los permisos de trabajo a los miembros de su familia y las topadoras procedieron a demoler la casa en donde habitaba con sus padres y tíos.
Desde Tel Aviv, Netanyahu amenazaba a la Autoridad Palestina para que condene inmediatamente “el crimen producido por uno de sus seguidores”, y advertía "al mundo para que presionen a los incitadores de estos crímenes contra nuestros ciudadanos”. Lo que no dijo el premier sionista es que desde octubre hasta la actualidad sus fuerzas militares ya han asesinado a 220 palestinos, ni que fue precisamente en ese mes cuando comenzó esta nueva oleada de rebeldía y desesperación de palestinos y palestinas, al ver que la Mezquita de Al Aqsa era ocupada por colonos y judíos ortodoxos en una provocación de gran magnitud, algo que volvió a repetirse días atrás durante el Ramadán. Ni tampoco el jefe israelí le cuenta al mundo, que como bien señalan organizaciones de derechos humanos palestinas e israelíes, gran parte de los muertos palestinos sucedieron a consecuencia del estado de venganza, revanchismo, odio y crisis nerviosa en que están las tropas israelíes que pisan con prepotencia un territorio que no les corresponde.
Organizaciones no gubernamentales israelíes como B’Tselem y Médicos por los Derechos Humanos han denunciado que en múltiples ocasiones los soldados han baleado a jóvenes desarmados “por prevención o por miedo”, y que las medidas punitivas encaradas por el gobierno sionista se han convertido en un “castigo colectivo” y “venganza sancionada por la propia Corte israelí”, en clara violación del derecho internacional.
Por otro lado, es verdad que muchos jóvenes palestinos, desesperados por la situación de opresión que viven, hartos de la agresión física y psicológica que los abarca tanto a ellos como a sus familias, conmocionados por estar separados por un muro gigantesco que cada vez se extiende por su territorio, golpeados por la falta de trabajo y de expectativas a futuro, o por tener a muchos de sus amigos, padres y hermanos en cárceles-tumbas por decenas de años, o por el sentimiento de que muchos de sus dirigentes no están a la altura de las circunstancias o directamente han traicionado sus reclamos históricos, un buen día toman la decisión de jugarse el todo por el todo en acciones espontáneas y solitarias, en las que en la gran mayoría de los casos mueren en el intento.
Mientras esto ocurre, y los cadáveres de Tarayra y Hallel hoy son llorados por sus respectivos familiares, en Tel Aviv los jerarcas sionistas con Netanyahu y Avigdor Lieberman a la cabeza siguen prometiendo más y más violencia. Otros chicos y chicas como Hallel, son educados en la idea que esos que están en la Palestina ocupada son el “enemigo” y muy pronto, cuando esos niños crezcan portarán un fusil, serán alistados en el ejército y se lanzarán a cazar a otros jóvenes como ellos, a ocuparles sus casas, a destruir sus olivares, a matar a los sospechosos.
Una última pregunta: ¿No habrá llegado el momento que una parte de la sociedad israelí no ganada por la ideología del terror de sus gobernantes, se decida a ponerse de pie y enfrenten a aquellos que están dispuestos a que Tarayra y Hallel se sigan multiplicando por diez, por cien, por mil, para toda la vida?                                                                            

¿Cómo será Argentina con dos bases militares de Estados Unidos?

La pregunta flota en el aire y hay razones muy valederas para hacerla, porque Argentina puede llegar a convertirse a corto plazo en una colonia militarizada de los Estados Unidos como efectivamente ya lo es Paraguay. Va en camino a eso en función de los acuerdos que el actual gobierno de Mauricio Macri ya ha puesto en marcha a través del Ministerio de Defensa y que consisten en instalar, en principio, dos bases de la NSA (Agencia de la Seguridad Nacional) en Misiones y Tierra del Fuego, y además generar misiones de intercambio con tropas norteamericanas para ejercicios conjuntos tanto en el territorio como en otros países de Latinoamérica. De esta manera, el actual gobierno efectiviza el giro notoriamente entreguista en política exterior, alejándose de la CELAC, Unasur y los BRICS.


                                                     


También hace caso omiso de las recomendaciones dadas por el titular de la Unasur, Ernesto Samper, de que ya es hora de que las bases norteamericanas "se retiren del continente”. A la vez, tanto Macri como su canciller Susana Malcorra, embisten contra Venezuela y los países del ALBA y reinstalan las relaciones carnales con EEUU, pidiendo sumisamente ser parte de la Alianza para el Pacífico, coalición de países que no tratan sólo temas económicos sino que ponen en marcha por acción u omisión acciones intervencionistas de gran calado.
En ese marco, todo indica que lo que en su momento intentó efectivizar el ex gobernador kirchnerista del Chaco, Jorge Capitanich, en las instalaciones del aeropuerto de esa provincia y que fue paralizado producto de la movilización popular y el buen tino de algunos funcionarios de la Cancillería local, ahora cobra cuerpo para realizarlo en dos zonas estratégicas a nivel geopolítico y que afectarían profundamente a la soberanía nacional. Decir Misiones es hablar de la Triple Frontera y del Acuífero Guaraní, una de las fuentes de agua más importantes del mundo, y también un territorio que, desde Ronald Reagan en adelante, siempre despertó apetencias en Washington. Tanto que en una oportunidad, Georges Bush hijo, estuvo a punto de colocarlo como "objetivo militar a bombardear", con la mentirosa excusa de que allí se “entrenaban" milicianos palestinos y de Hezbolah.
Por ello, que Macri y su combo de cipayos hayan dado luz verde a instalar una base de radarización y observación “para combatir el narcotráfico y el terrorismo internacional” (sic) es una muy mala noticia, no sólo para los misioneros que ya han comenzado a movilizarse, sino también para la convulsionada situación que hoy vive Sudamérica. De hecho, ya se han personado varios “observadores” del Comando Sur de EEUU y la NSA, que están recorriendo la zona y al parecer se inclinan por que sea Puerto Iguazú (en la frontera con Brasil) el lugar para instalar este santuario intervencionista gringo. Incluso, algunos medios de Misiones aseguran que esta decisión ha generado revuelo entre algunos mandos militares argentinos ya que no habrían sido consultados. Otros rumores no confirmados, pero francamente creíbles en los tiempos que corren, indican que desde hace varios años, ese territorio es visitado por mandos del ejército norteamericano con la intención de observar lo que ahora está a punto de convertirse en realidad. Algo parecido a la invasión de soldados israelíes que se está dando en el sur argentino y sur de Chile. Con la excusa de “vacacionar” de las brutales acometidas invasoras contra el pueblo palestino, al igual que sus pares estadounidenses, aprovechan la ocasión para hacer “inteligencia” para Tel Aviv sobre franjas muy codiciadas del territorio nacional.
Frente a tal panorama, y en conocimiento de la impunidad con que en estos meses se ha movido el gobierno macrista para arremeter contra los intereses nacionales y la propia población, es que varias organizaciones populares de Misiones ya están planteando nacionalizar el tema y (como ocurriera con la base fallida del Chaco) generar en primera instancia una campaña informativa de concientización a la población que ayude a posteriores movilizaciones in situ. También, por la vía parlamentaria, el diputado misionero Daniel Di Stéfano ha presentado en el Congreso de la Nación un proyecto de resolución solicitando al Poder Ejecutivo nacional detalles sobre la instalación de dos bases militares en el territorio argentino.
En el caso de Tierra del Fuego, la base de “observación” y “experimentación científica” se instalaría en las proximidades de Ushuaia, y como es fácil de entender sería un verdadero “caballo de Troya” para incidir en un territorio altamente estratégico a nivel geopolítico y cuyas consecuencias militares son imprevisibles ya que a pocas millas está la base de la OTAN en Malvinas, y también el territorio Antártico argentino, bastión también codiciado por Estados Unidos por la importancias de los hielos continentales para la provisión de agua a futuro.
Por último, vale la pena recordar que Estados Unidos acostumbra utilizar varias vías para llevar a cabo su injerencismo militar: en algunos casos utiliza la excusa de "asesoramiento y asistencia humanitaria”, generando campañas contra el dengue, el zika o lo que se le ponga a mano. En ese marco, primero desembarcan enfermeras, médicos y paramédicos, y luego siempre aparecen observadores militares cuyas tareas no tienen nada que ver con los objetivos primarios anunciados. Ocurre, entre otros países, en Honduras, en Perú, en Paraguay y en República Dominicana.  En otros casos, sin demasiados preámbulos, “arreglan” con gobiernos aliados o sumisos (o cooptados por acuerdos económicos sustanciosos) la instalación de bases de observación, colocando radares y otros artilugios tecnológicos de los que no ofrecen mayor información pública. O abren, como ya lo han hecho en 36 oportunidades, bases militares en toda línea (hay 761 a nivel mundial) con pistas de aterrizaje y despegue de aviones bombarderos y presencia de efectivos con uniforme y armamento. Los casos de Colombia, Panamá, Perú, Chile (con su base de “tropas de paz” en Concón), Curazao, Guatemala y varias más repartidas en pequeñas islas del Caribe.
Ahora, el virreinato de Mauricio Macri quiere sumarse a esa peligrosa costumbre de ceder territorio y asegurar la impunidad de la actuación de efectivos civiles y militares estadounidenses en el norte y sur argentinos. Si no se lo enfrenta radicalmente ahora, antes que lo pueda concretar, después no habrá oportunidad para lamentarse por lo que no se haya hecho.